viernes, 25 de mayo de 2012

El color de la vida

Gracias a Alejandro Gastón y a aportación de "Dame, doy, ten y yo lo transformaré", aquí os presento el nuevo relato que salió de su frase : "... pero es que he visto tu sonrisa al entrar..."







Pero es que he visto tu sonrisa al entrar y no he podido resistirme. La he comprado, sí. La he comprado.
Lo siento, se que me dijiste que tenía que dejarla porque otros también la necesitan, se que no puedo ser egoísta, se que este mundo está lleno de gente que necesita un poco de aliento para caminar, y que no debo ser avaricioso. Pero no he podido, lo siento. La próxima vez cambiaré de calle para no pasar por la tienda donde hacen las fotos más bonitas del mundo. Las tuyas.

Ha pasado tanto tiempo que ya no recuerdo cuándo este mundo se volvió gris. Cuándo el color desapareció de nuestras vidas. La ropa, los árboles, las casas, la comida, los sueños... todo es en gris, blanco o negro. No hay más.
Es raro caminar por la calle sin ver el azul del cielo, el verde de las hojas cayendo, el rojo de los bancos en los paseos, el morado de las lilas ... Dentro de poco ya no quedará nadie que conozca las tonalidades de la naturaleza. Ya casi ni llueve, el cielo está siempre cubierto. Hemos llegado a esto casi sin darnos cuenta, dejándonos llevar, por no saber gritar demasiado alto.

Por eso casa uno busca el color donde puede. 
Por eso se inventaron las tiendas de cosas bonitas. 
Por eso la gente se gasta el dinero en lo poco que encuentra que le pueda proporcionar algo de luz.
Por eso existe esa tienda donde venden sonrisas, abrazos, artilugios que crean figuras y sombras, e ilusiones, creadores de sueños, libros de papel, comidas caseras de esas que sólo quedan como recuerdo en nuestros paladares.

Y por eso yo paso por esa calle. Porque vi tus fotos y me di cuenta que eran lo que me ayudaba a seguir, lo que me animaba a caminar por esas avenidas llenas de asfalto. 
Ahora las busco y cuando las descubro asoma una sonrisa en mi rostro que se vuelve roja, mis ojos se vuelven azules, mis manos naranjas... y por un segundo soy capaz de verlo de nuevo. El color de la vida.
Prometo sólo mirarlas y dejar que otros puedan tenerlas. Prometo pasar de largo y no colgar la veinteava en mi salón. Prometo decir a la gente que están ahí y no ponerme frente al escaparate para que nadie más pueda observarlas.
Pero no prometo no soñar contigo y sonreír mientras rezo para quedarme ahí, en ese otro mundo que perdimos un día y que ya no podemos recuperar.



4 comentarios:

  1. "Pero no prometo no soñar contigo " ¡Cómo me gusta Elo! El color de la vida... es cierto que que la vida pierde a veces color... ¿de quién depende pintarla? ¡De nosotros! "cuando las descubro asoma una sonrisa en mi rostro que se vuelve roja, mis ojos se vuelven azules, mis manos naranjas..."... sonriamos para pintarla...
    Como mola el relato... comprar una sonrisa... Un besazo morena con de la piel de chocolate.

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    1. Me alegro que te guste Daw! Ya sabes, su sólo "Da" y yo lo "transformaré". Y en el acantilado más!!!!!!!!!!!!!!
      Es un placer colaborar!!!

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  2. joooo se me ha erizado la piel :) precioso comienzo....perfecto final muaaaaa!!!!!!

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  3. Gracias Ili! Hacía tiempo que no te veía por aquí!
    En breve la tuya!!

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