lunes, 9 de marzo de 2015

Rutinas de escritores

Hace tiempo que quería investigar sobre este tema.

A veces en las revistas literarias encuentras anécdotas, curiosidades, artículos sobre uno u otro escritor que tenía manías extrañas. Y es que como lectores muchos tenemos esa curiosidad por los procesos creativos de los genios que se esconden tras las páginas que devoramos, y si encima vienen decoradas con historias rocambolescas aún más.

Así que me he puesto a buscar y he encontrado rutinas de algunos de ellos. Y aunque no se qué de ciertas tienen todas, me gusta poder transportarme a esos momentos en los que se centran en lo que tienen dentro y lo dejan salir.

Aquí hay una pequeña selección, de algunos de los autores que he leído.



Jane Austen amanecía pronto, mucho antes que las demás mujeres de la casa, y aprovechaba para tocar el piano. A las 9h preparaba el desayuno familiar y sólo entonces se sentaba a escribir en la sala de estar, muchas veces con su madre y su hermana cosiendo o hablando alrededor.
La cena se servía entre las 15 y 6h, a la que seguía una tertulia, juegos de cartas y el té. Después Austen leía en voz alta novelas y durante ese tiempo aprovechaba para leer a su familia algunas de las cosas que escribía.

 
Victor Hugo escribía cada mañana desde su pequeño escritorio empotrado a la ventana. Se despertaba al alba por el disparo diario que religiosamente propinaban desde un fuerte cercano. Su sirvienta, Juliette Drouet, le servía su taza de café y le entregaba su correspondencia diaria. Tras leer las apasionadas palabras de "Juju" a su "amado Cristo", Hugo ingería dos huevos duros, se encerraba en su puesto de vigilancia y escribía hasta las 11.00 A.M.
Simone de Beauvoir se levantaban temprano por la mañana para trabajar y seguía el mismo horario. Se despertaba, tomaba un té y trabajaba de 10 y 13h. Entre la hora de la comida y de la merienda descansaba, se encontraba con sus amigos y a las  17h volvía al trabajo hasta las 21h. En 1965 confesó en una entrevista: “Siempre tengo prisa por ponerme en marcha, aunque en general no me gusta empezar el día”.  

  
Truman Capote solo conseguía escribir si estaba tumbado, por eso lo hacia en la cama o en un sofá. Con la máquina de escribir entre las piernas, haciendo acrobacias
Debo escribir todos los días sin fallar uno solo. No tanto por asegurar el éxito deI trabajo, como por evitar romper mi rutina”. Plasmó Leo Tolstoy en su diario hacia mediados de 1860, mientras estaba metido de lleno en la escritura de "Guerra y Paz".

Su hijo Sergei comentó que trabajaba completamente aislado. Nadie estaba autorizado a entrar en su estudio y las puertas de las habitaciones contiguas permanecían cerradas bajo llave y candado para asegurarse que no sería interrumpido.


Toni Morrison. Compaginaba su trabajo de 9 a 17h con la escritura, por lo que tenía que utilizar el final del día para concentrarse en crear sus historias. Evitaba los cócteles y la vida social y aprovechaba las horas nocturnas para escribir. O eso fue hasta los años 70. En los 90  empezó a escribir en las primeras horas de la mañana, justo antes de que amaneciese. Una vez afirmo que era incapaz de escribir de forma regular.



Stephen King escribe todos los días, ya sean vacaciones o su cumpleaños. Y no para hasta que llega a las 2000 palabras. Trabaja a las mañanas, empezando entre las 8-8.30 y termina sobre las 13h. 
Las tardes y noches las dedica a dormir una siesta, escribir cartas, leer, estar con su familia over a los Red Sox por televisión.   







¿Y por qué he elegido sólo estos autores?
Porque como me ha pasado en esta página, Writers at work, donde hay una GRAN selección de fotos de escritores en sus lugares de trabajo, empiezas a leer sus nombre y no conoces ni a la mitad (y yo que me creía una buena lectora ;)


Nombres como Toni Morrison, Simone de Beauvoir, Enid Blyton, Tolkien, Tolstoy, Karen Blixen, Italo Calvino, Whitman, Doris Lessing, Jk Rowling, Isabel Allende, Cotazar, Bolaño, Margarite Yourcenar, Heminway, Murakami, Dumas, Virginia Woolf, Agatha Christie, Mark Twain, Conan Doyle, Saint Exuperie... o alguno otro más me suenan, pero los demás:...totalmente desconocidos.
Y te sientes un poco triste cuando les ves ahí sentados, centrados en sus historias, como espectadora dentro del mundo que están creando y del cual no te suena nada. Pero por otra parte te sientes alegre. Todavía quedan miles y miles de historias por descubrir.

¿Cómo caen los autores en nuestras manos? Muchos por azar. Así que sigamos jugando a los dados.


 Y cerramos con la frase de esta página que recoge los lugares de trabajo de los escritores: 

 "Watch the giants works. Then go to work yourself"

Yo me voy al mío ;)


2 comentarios:

  1. Muy interesante. Por favor, en mi próxima vida, podría hacer como la Austen? Tocar el piano, escribir un ratito... OMG qué maravilla.
    Por cierto te recomiento el libro de King - "On writing" ahí explica mucho sobre cómo escribe, es una maravilla de libro para cualquier escritor.
    Besitos.

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