miércoles, 18 de julio de 2012

Guardando las palabras


De nuevo para la iniciativa "Dame, doy, ten y yo lo transformaré" hoy tenemos un dibujo que Julieta Levin me envió titulado "El búho que vigila las palabras"

Con él, con sus trazos en blanco y negro, con su mirada, con sus detalles, con lo que me susurró al odio, os cuento esta historia.




Se guardaban en grandes libros, gruesos, pesados, con las hojas ya amarillas, los lomos desgastados y las letras medio borradas por el paso del tiempo.
Sólo ellos podían entenderlas, porque el lenguaje que utilizaban era ancestral y poco a poco había dejado de ser utilizado. Pero lo conservaban con cuidado sabiendo que era imprescindible mantenerlo, ningún otro había logrado parecérsele.
Aquellas criaturas se escondían en los bosques durante el día y salían de noche, fundiéndose con la oscuridad, para recoger las palabras y realizar su labor. Su sentido del oído y de la vista, tremendamente desarrollados, les permitían observar sin ser vistos y así captar esas vibraciones que producían los humanos y retenerlas hasta transcribirlas con hilo dorado en sus libros olvidados.
La palabra era importante no porque significara aquello que decía, sino porque recogía las formas de expresión que se habían ido desarrollando a lo largo de los tiempos. Era más valiosa por lo que escondía que por lo que mostraba. Pero como todo, era incapaz de expresar aquello que habitaba en ese pequeño y ancho mundo, por lo que no dejaba de ser un instrumento útil pero no perdurable.
Sin embargo los métodos de entendimiento y estudio lo exigían, era un mandato que perduraba desde los primeros tiempos. Por ello estas criaturas tenían esas características: nocturnos, avispados, de vuelo rápido, con un globo ocular que les permitía moverse hacia los lados y girar la cabeza hasta 180 grados, garras potentes, picos afilados. Tenían que sobrevivir, su misión era importante.

Comúnmente les llamamos búhos pero si entendiéramos su lengua sabríamos que responden al nombre de Aurones.Y si fuera así, también podríamos leer los títulos de los libros donde recogen las palabras y sabríamos que en los lomos está escrito: Para desechar en 2170. Y debajo: época de transición para el lenguaje teleométrico.

Nos queda mucho por recorrer.







2 comentarios:

  1. Hermosa historia la del buho, misteriosa.
    en un rato lo subo a mi blog quería armar tu texto y mi dibujo como en un cuaderno.
    Después arreglamos lo del bestiario

    beso

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    Respuestas
    1. Perfecto, ya me enseñarás como lo armas!
      Cuando quieras nos ponemos con el Bestiario.
      Hablamos en breve! bss

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