martes, 27 de julio de 2010

Azul, no gris

Una pequeña mezcla entre lo gris, lo azul, ambientado por Sara Bareilles e Ingrid Michaelson, y con una preciosa fotografía improvisada de Aline & Ciervi, captura por las encantadoras callejuelas de una escapada maravillosa



Hace casi cuatro años escuché este pitido por primera vez. Se incrustaba en tu oído hasta dejarte sorda y luego el ambiente te invadía con tal opresión que tenías ganas de devolver. El tren avanzaba lentamente hacia la ciudad y durante media hora te perdías en el asiento.
Recuerdo los rostros de la gente y los espacios vacíos, rodeados por líneas oscuras que no les dejaban moverse. La lluvia fuera golpeando el cristal y dejando pequeñas formas en las ventanas, a través de las cuales el gris se colaba por las grietas de mi cuerpo.

Las primeras semanas fueron difíciles. Pensé en varias ocasiones cómo salir de ese escenario rutinario que sólo me transmitía pesadumbre y tristeza. De casa al tren, del tren a la universidad, de la universidad al trabajo, del trabajo a casa; y entre medio comiendo sándwiches y terminando trabajos escritos. Salvo por mi entusiasmo primero de ver a la persona de la que me enamoré y aprender una carrera para ser alguien, como siempre había soñado, aquellos trayectos me proyectaban hacia lo más profundo de los abismos.
Puede que sea injusto, que no sea real, que no pueda expresar esto porque atento contra la veracidad del lugar y el momento, pero es así como yo lo percibía, como viene a mis recuerdos, a mi olfato… hasta a mi gusto.
Por eso terminé saliendo de esa ciudad dormitorio, como solía llamarla, que me había acogido durante dos años. De aquellos grandes edificios que se sucedían unos a otros y se olvidaban del calor que emanaba de las casas antiguas, donde la historia pesa y se esconde tras cada esquina, donde cada grieta revela un pequeño secreto.

Terminando la carrera alquilé un pequeño ático cerquita del mar. El edificio se caía a pedazos, las baldosas estaban descascarilladas y las calles desiertas por la solana, pero aquel pueblecito me devolvió la vida. Las charlas con las vecinas, que por las tardes salían al fresco con sus sillas, las compras en el mercado, los paseos tranquilos frente al río, los vinos en las terrazas…
Seguí teniendo que utilizar el tren, pero los rostros ya no eran tan sombríos, y las ventanas reflejaban luz y color. Puede que mi visión cambiara, pero creo que fue algo más profundo, creo que simplemente el salitre del mar entro por mis venas y me calmó. Creo que el gris me absorbía poco a poco. Quizá en otra vida fui un pez. Sí, fui un pez, un pez vestido de azul.


10 comentarios:

  1. Te traigo azul de mi escapada de este fin de semana querida?
    Nooo, que en Madrid no necesitamos. Esta ciudad deja la puerta abierta al azul.
    ¡Que foto más linda!

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  2. ¿Que parte de "recuerdos no vividos" es cierta? ¿La primera? ¿Un 60%? ¿O la siguiente? Yo creo que de alguna manera todo lo has vivido.

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  3. Se trata de ambición.

    Vivir intensamente no significa
    empeñar los días en la fila de embarque de un aeropuerto.

    No es cuestión de cantidad.
    Tampoco cambiar de traje cada mañana en los mercados bursátiles.
    No se trata de madrugar,
    ni tomar fotografías de los palacios anunciados en las guías turísticas,
    ni de “poseer” un listado amplio de contactos,
    ni de sostener mujeres desnudas con toda la fuerza del prestigio,
    ni de colmar las portadas de los rotativos,
    que no son más que actualidad,
    ni comer en restaurantes del mundo en tu ciudad.
    No es dar limosna a los pícaros de Marrakech.

    Se trata de todo lo contrario.
    De no regalar un beso sin que el bello se yergue a la primavera,
    de arrancar la sonrisa cómplice la panadera,
    de mantener las amistades del colegio y
    pasear eternamente por las mismas plazas,
    de ser acariciado por esas manos que ya huelen a ti,
    de beber sin control ante la atenta mirada de un pueblo que te conoce,
    y le interesa cada uno de tus actos,
    de olvidar en casa el reloj,
    de tomar el sol entre páginas de Borges.
    En definitiva,
    se trata de apurar la tarde bajo el viajo árbol
    donde los enamorados se reglaron naturaleza.

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  4. Siempre he querido vivir en un ático...bueno...De momento sólo he llegado a las buhardillas!! Son toda una experciencia!! Y más ahora...en verano!!

    Por cierto...yo estuve hace unos años en Escocia...es una pasada!! Dónde vas?? Nosotros vimos Edimburgo, Stirling (que es preciosa, y hay una estatua enorme de William Wallace), Inverness (al lado del Lago Ness), St Andrews (unas ruinas y universidad...preciosas!!) La isla de Sky!! el castillo de eilean donan,...y el Lago Lomond que desde mi punto de vista, es más bello que el lago Ness...o al menos me vine con mejores recuerdos...ya nos contarás tu maravilloso viaje!! Lo estoy deseando.
    Por cierto...leerte...engancha!!
    Bss!!!

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  5. Ciervi, merci!!!! cuánto azul para este verano! Eres la mejor!!!

    Carlitos, todo ocurre en mi mente pero no necesariamente en la realidad. Algo despierta mi atención y lo transformo. Hay algo de realidad, pero en algunos es solo un nombre, una descripción, un gesto... todo lo demás... concuerda con la segunda parte! Lo dejamos en un 20-80

    Cesar, ¿qué puedo decir a eso? Me quedo sin palabras... y con la boca abierta! Gracias por dejar tu huella literaria en mi página de jabón!! (me encanta pasear por esas plazas...)

    María,
    Me alegra q te enganche. Hice una foto en Escocia q te tengo q pasar, va con tu blog! Por cierto, el país precioso, vi casi todo lo que me recomendaste! bsss

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  6. Elo,
    si es que lo eres...DooooOOOOORRIIIiiiiiii
    y yo tambien por cierto!
    Eli

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  7. Cesar, me gusta como in interpretas el "vivir intensamente".
    Carlos, no le hagas caso... 99 a 1 jejej

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  8. Daw!!! q pasa?' las charlas por el paseo y las voces al teléfono te siguen reiterando en lo tuyo, no?? 20-80, y no hay más que hablar... aunque se que hay quién seguirá haciéndose sus historias y seguirá adjudicándome todos mis personajes! No me importa, al fin y al cabo los he creado yo!

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  9. Preciosa...yo también he soñado con tu relato y las hojas que caen, las miradas en silencio y los recuerdos de ese amor ya desconocido. Me ha encantado. Besote gordo

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