domingo, 24 de octubre de 2010

Palabras

Con una foto de Helena del Pozo y una canción de Ben Harper, la letra de este mini relato, después de dos semanas de parón, cobra más sentido.
Espero que la disfrutéis




A Estela le escribían tres hombres.
Desde cualquier rincón del mundo el mejor amigo de su padre le mandaba postales y regalos. Se tomaba muy en serio su condición de padrino y ni una vez faltó en las fechas importantes, y en las demás tampoco.
Desde Australia su hermano mayor le enviaba cartas cada mes hablándole de playas idílicas, animales extraños y desiertos con los que tenía pesadillas. Hacía años que vivía fuera y trataba de no alejarse demasiado de lo que una vez fue su hogar.
Y desde dos manzanas más abajo el bibliotecario le enviaba rigurosamente cada semana unas letras para avisarle de las novedades y los cotilleos. La había adoptado como la nieta que nunca tuvo, aquella que se hubiera perdido entre las cientos de estanterías de libros que componían aquella sala enorme del pueblo donde ella había pasado tantas horas hasta que terminó el bachillerato.
Pero ella sólo escribía a un hombre, sólo a uno. Bernabé di Lousso, el saxofonista que tocaba cada tarde en la esquina del mercado.
Cada viernes iba con su abuelo a comprar la cena familiar y ella se escabullía con disimulo. Se entretenía mirando los botes de golosinas del puesto de la esquina y su abuelo terminaba por comprarle unas cuantas que ella guardaba en el fondo del bolsillo de su abrigo, porque en realidad no le gustaban. Lo que hacía era quedarse cerca de la puerta para dejar que le invadiera esa música que le erizaba la piel; y cuando salían cargados de bolsas se rezagaba un poco y dejaba caer un papel bien doblado sobre el estuche del instrumento que descansaba en el suelo. A veces le miraba y veía como una sonrisa se reflejaba en su rostro, entonces corría detrás de su abuelo perdiendo el aliento.

Ya de mayor intentó recordar un día qué escribía en esas notas, pero sólo vinieron unas pocas ideas a su cabeza:
"Su música me gusta más que jugar con mis gatos" "La profesora nos hizo hacer una redacción sobre alguien que no conocíamos y yo la hice sobre usted" "Un día vine con la grabadora de mi padre y le grabé tocando. A veces lo escucho en casa con el sonido bajito para que no se entere nadie" "Empecé a dar clases de violín y me han dicho que tengo buen oído" "El otro día participé en un concierto"

Y también de mayor, un día acompañó a su tía a servir la cena en un comedor de indigentes y un anciano se le acercó y le miró fijamente:
- Señorita, usted frecuentaba el mercado de San Bartolomé ¿no es cierto?
- Sí – dijo ella frunciendo el cejo.
- Pues debe saber que a este pobre músico le salvo muchas noches tristes con sus inocentes palabras.

7 comentarios:

  1. Cobra mucho sentido Eloise!!
    Una sonrisa, una atención puede salvar muchos momentos tristes!
    Y con BEN además.....waaa! Mis dos ídolos en un mismo post!

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  2. Muy bonito Elo.
    Se que tus palabras, como las de Estela, han salvado a muchos en momentos de naufragio.

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  3. Qué relato tan chulo, se me ha "erizado la piel" como a Estela escuchando la música de Bernabé... Cada pequeño gesto cuenta, y la humanidad y el cariño que depositamos en el trato con los demás pueden salvar muchas vidas y dar aliento en los peores momentos de nuestra existencia... Muchas gracias por estos preciosos párrafos, pero la historia continúa, no?

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  4. Suelo verlos y muchas veces no se que hacer, donde colocar mis manos, mis ojos, mi pelo...
    Al final hago como todos: Paso.
    El otro día vi una señora sentada delante de una iglesia intentando que ningún pliegue de aire le penetrara a través del fino abrigo y tuve el impulso de sentarme a su lado y empezar a hablarle tan normal...
    Quizá haga lo que Estela...

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  5. Ciervi, gracias por llamarme tu ídolo, y encima con Ben... buenoo... subo puntos!!! ;)
    Cris, como las tuyas!!!
    Leti Leti, si, continúa contigo en escena también! q bien te quedan las cámaras. Al final sólo tenemos que dar nuestro tiempo, que en nuestro caso no es mucho, pero como hablamos... prioridades! ;)
    Pau, ya sabes... la próxima vez... un papelito por lo menos! bss guapa (saber colocar las manos es dificil...)

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  6. Coincido con el resto en que sencillos gestos pueden suponer grandes y buenas cosas para otros anónimos. Démosle la vuelta. ¿Hemos pensado alguna vez como puede influir en alguien un mal detalle nuestro, una mala cara, un "¿y a mi qué"?,un pequeño mal gesto, un "no"?.

    Por supuesto que lo hemos pensado, y por eso tratamos de evitar esa actitud.

    Eloise, ya echábamos de menos tus historias semivividas.
    Un beso y hablamos en ya¡¡¡

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  7. Daw, estoy contigo! además... no cuesta nada y nos beneficia!
    Besos, glub!!!

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