Con una foto de Helena del Pozo y una canción de Marwan se tejió esta pequeña sucesión de frases que adornan mi letargo tras semanas donde el tiempo se ha esfumado

Otra vez me dejas Madrid para mí...
Ayer
te besé.
Tu piel húmeda y grumosa dejó
una gelatina suave alrededor de mis labios,
y el amarillo de tus ojos
se clavó con asombro en mi pupila.
Cierro los ojos y escucho tu voz,
esa que me susurraba historias por la noche,¿o era yo?,
y me mecía las tardes lluviosas de invierno.
Y es que lo único que importa es la voz,
lo demás es una carcasa,
que se empeña en distraernos,
pero sin la que las sensaciones
no serían igual.
¿no puedo enamorarme de una rana?
Ahora,
Mientras camino ya de noche de vuelta a casa,
el frío se adueña de cada esquina,
y los semáforos marcan ritmos tranquilos,
Y si me escondo tras la bufanda,
y miro las luces de los escaparates,
creo verte reflejado,
creo ver como me miras
a miles de kilómetros de distancia.
Si quieres subimos a casa, y... salvamos el mundo... y nos decimos lo importante sin hablar...
Y ya de noche,
leo en una esquina de la cama,
dejándote la otra mitad,
Mientras la luz de la mesilla ilumina en el suelo tus ultimas pisadas,
y siento un ligero viento que penetra tras la ventana mal cerrada,
puede que lo hayas mandado tu desde el otro lado del océano,
y oigo un maullido,
puede que ahora seas un gato,
por eso hablo con él,
y me acurruco a su lado mientras me deja acariciarle.
Y en Madrid cuando se hace de noche, y me falta tu cuerpo, vienes sin permiso, protestando el invierno y mis dedos preguntan donde te has metido...
Ya estoy dormida,
y creo que estoy hablando en sueños,
en idiomas ininteligibles,
porque la realidad por una vez no hace justicia,
porque lo que una vez nos enseñaron a sentir se ha transformado,
porque idear lo que uno añora es la forma de salvar tu mundo,
porque las lineas divisorias que a veces pasamos nos petenecen más que nunca,
porque el océano no es tan grande,
porque...
Anidas en mi.
Otra vez me dejas Madrid para mí...
Ayer
te besé.
Tu piel húmeda y grumosa dejó
una gelatina suave alrededor de mis labios,
y el amarillo de tus ojos
se clavó con asombro en mi pupila.
Cierro los ojos y escucho tu voz,
esa que me susurraba historias por la noche,¿o era yo?,
y me mecía las tardes lluviosas de invierno.
Y es que lo único que importa es la voz,
lo demás es una carcasa,
que se empeña en distraernos,
pero sin la que las sensaciones
no serían igual.
¿no puedo enamorarme de una rana?
Ahora,
Mientras camino ya de noche de vuelta a casa,
el frío se adueña de cada esquina,
y los semáforos marcan ritmos tranquilos,
Y si me escondo tras la bufanda,
y miro las luces de los escaparates,
creo verte reflejado,
creo ver como me miras
a miles de kilómetros de distancia.
Si quieres subimos a casa, y... salvamos el mundo... y nos decimos lo importante sin hablar...
Y ya de noche,
leo en una esquina de la cama,
dejándote la otra mitad,
Mientras la luz de la mesilla ilumina en el suelo tus ultimas pisadas,
y siento un ligero viento que penetra tras la ventana mal cerrada,
puede que lo hayas mandado tu desde el otro lado del océano,
y oigo un maullido,
puede que ahora seas un gato,
por eso hablo con él,
y me acurruco a su lado mientras me deja acariciarle.
Y en Madrid cuando se hace de noche, y me falta tu cuerpo, vienes sin permiso, protestando el invierno y mis dedos preguntan donde te has metido...
Ya estoy dormida,
y creo que estoy hablando en sueños,
en idiomas ininteligibles,
porque la realidad por una vez no hace justicia,
porque lo que una vez nos enseñaron a sentir se ha transformado,
porque idear lo que uno añora es la forma de salvar tu mundo,
porque las lineas divisorias que a veces pasamos nos petenecen más que nunca,
porque el océano no es tan grande,
porque...
Anidas en mi.